La aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos tendrá un impacto negativo en la economía mexicana durante los próximos dos a tres años, con efectos diferenciados según las regiones del país, advirtió Román David Zárate, economista del Banco Mundial en su equipo de comercio e integración internacional.
Durante su participación en un seminario organizado por el Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi) y el Centro de Estudios México-Estados Unidos de la Universidad de California, Zárate identificó a las regiones norte y Bajío como las más afectadas por estos aranceles, especialmente en industrias vinculadas al comercio con el vecino país.
El economista explicó que los aranceles del 25% al acero y aluminio ya están generando una desaceleración en el Producto Interno Bruto (PIB) de México. Según las estimaciones, estas tarifas podrían provocar una pérdida del 3% en el PIB mexicano durante los próximos dos o tres años, lo que representaría un golpe significativo a la economía nacional.
Zárate agregó que las políticas comerciales recientes de Estados Unidos han creado un entorno de “ganadores y perdedores” según la ubicación y especialización de las industrias mexicanas, lo que ha llevado a disparidades en los impactos regionales.
En paralelo, Alejandrina Salcedo, directora de Investigación Económica en el Banco de México, señaló que, a pesar de la incertidumbre derivada de las políticas comerciales de Estados Unidos, la integración de México con su principal socio comercial seguirá siendo una constante en las cadenas de producción regionales. Resaltó que, aunque las políticas de comercio internacional estén en constante cambio, la cercanía geográfica y la integración económica de ambos países siguen siendo factores determinantes.
El Banco de México también ha estado monitoreando de cerca el proceso de relocalización de empresas, observando cómo las regiones del país responden a este fenómeno. Según datos recopilados entre junio de 2023 y junio de 2024, la región norte de México, que incluye estados como Baja California, Chihuahua, Coahuila y Nuevo León, fue la que más reportó un impacto positivo de la relocalización, con un 16.9% de las empresas consultadas.
Las regiones centro norte y centro sur también presentaron cifras positivas, con un 13.2% y 11.4% de las empresas, respectivamente, reportando efectos favorables por el cambio de ubicación de negocios.
A medida que avanza la reconfiguración de las cadenas productivas y se evalúan las políticas comerciales internacionales, la economía mexicana continuará adaptándose a un panorama cada vez más influido por los cambios en las relaciones comerciales con Estados Unidos.





