Ciudad de México.- La presidenta Claudia Sheinbaum anunció que su administración pondrá en marcha de manera acelerada el “Plan México”, una estrategia integral para impulsar sectores clave de la economía nacional y responder a posibles medidas arancelarias de Estados Unidos.
Durante su conferencia matutina, Sheinbaum explicó que el programa prioriza el fortalecimiento de la industria automotriz, la manufactura y la infraestructura, con el objetivo de mantener la competitividad del país sin recurrir a represalias comerciales. También destacó la importancia de consolidar sectores estratégicos como el acero, aluminio, dispositivos médicos y agroindustria, en un contexto de incertidumbre por posibles modificaciones en la política comercial estadounidense.
Actualmente, México ha evitado la imposición de nuevos aranceles en la mayoría de sus sectores industriales, aunque dos decretos en discusión podrían afectar las exportaciones de acero y aluminio con una tarifa del 25%. No obstante, la presidenta subrayó que la relación diplomática entre ambos países ha sido clave para mantener aranceles del 0% en la mayor parte del comercio bilateral, protegiendo así miles de empleos y empresas.
Sectores estratégicos del “Plan México”
El programa se centrará en la modernización y expansión de sectores clave, entre los que destacan:
- Industria automotriz
- Manufactura electrónica y eléctrica
- Agroindustria
- Producción de calzado y vestido
- Dispositivos médicos y farmacéuticos
- Maquinaria y equipo industrial
Además, se fortalecerán las negociaciones con Estados Unidos para garantizar mejores condiciones comerciales en el sector del acero y aluminio, que aún enfrenta incertidumbre respecto a futuras restricciones.
Sheinbaum encabezará este 3 de abril un evento en el que se detallarán los objetivos específicos del “Plan México” y su impacto en la economía nacional. La iniciativa busca consolidar a México como un actor clave en el comercio internacional, promoviendo la inversión, el desarrollo tecnológico y la generación de empleo.
Con esta estrategia, el gobierno federal pretende mantener la estabilidad económica y reforzar la relación comercial con Estados Unidos, priorizando el crecimiento interno y la autosuficiencia de sectores clave sin adoptar medidas de represalia que puedan afectar el comercio bilateral.